PROVIDENCE – Ray Sirico sobrevivió la pandemia de SIDA de los años 80 y 90, pero la declaración insensible del profesional de la salud que él consultó cuando temió que podría tener la enfermedad, le dejó resentido por las siguientes tres décadas.
“Fue en 1985 y todos a mi alrededor estaban enfermos o muriendo. Todos tenían resultados positivos de VIH o de SIDA,” expresó Sirico, una persona gay y antiguo presidente de Rhode Island Pride.
Al sentirse preocupado por las llagas que le habían salido en el cuerpo, “fui a un consultorio comunitario en Boston, en donde vivía en aquél entonces,” dijo Sirico. Un empleado le examinó “y me dijo ‘creo que debería planificar lo que va a hacer con lo que le queda de vida porque parece que tiene SIDA y va a morir,’” recuerda Sirico, de 58 años y, hoy en día, agente de bienes raíces.
No tenía SIDA sino “una terrible irritación en la piel,” ocasionada probablemente por el estrés ya que estaba terminando su carrera universitaria, le contó Sirico a Ocean State Stories.
“Hice mis maletas y no terminé la universidad, me fui de Boston y me regresé a vivir con mi familia porque pensé que me iba a morir,” dijo Sirico. “No volví a ver a un médico por mucho tiempo, como por 30 años, a menos que estuviera muy enfermo.”
Entonces escuché sobre Open Door Health, el cual provee cuidados de salud básicos y cuidados de salud sexual a la comunidad LGBTQ+. Conoció al doctor Philip A. Chan en su primera visita. El Dr. Chan no sólo es médico del consultorio, sino que también es el funcionario médico en jefe de Open Door.
“Desde entonces, ha sido fantástico,” dijo Sirico.
Y no solamente para él, sino también para las miles de personas que son pacientes de Open Door desde que abrió a principios del 2020.
Durante una reciente visita, Chan y la directora ejecutiva de Open Door, la Dra. Amy S. Nunn, contaron la historia del centro, el cual se ocupa de la creciente necesidad de los servicios que provee. Su sueño, dijeron, era ofrecer un lugar en donde el personal no solamente entendiera a las personas que son LGBTQ+ sino que también les hicieran sentir bienvenidas, sin discriminarles, como todavía ocurre en otros consultorios, tres décadas después de la angustiante experiencia de Sirico.
“Este consultorio es el resultado de casi una década de trabajo de la Dr. Nunn y yo,” dijo Chan. En mi trabajo como especialista de enfermedades contagiosas, mi especialidad en realidad ha sido el VIH, las enfermedades venéreas, la salud sexual y la pre-exposición profiláctica del VIH,” conocidos en inglés como PrEP, el cual es un medicamento que usualmente se toma a diario que reduce, de forma considerable, el riesgo de contagiarse de VIH. Otro medicamento parecido, post-exposición profiláctica, o PEP, es eficaz para prevenir infecciones después de quizás haber estado expuesto. Una enfermedad venérea es una infección que se transmite sexualmente.
Otro factor crítico fue el proveer cuidados de salud básicos a las personas LGBTQ+, indicó Chan.
“Algo que he escuchado muchas veces en la comunidad es ‘no me sentí cómodo para hablar de sexo o de enfermedades venéreas con mi médico; quiero ir a un lugar en donde pueda hablar abiertamente siendo gay o una mujer sexualmente diferente,’” añadió Chan.
Cuando se preparaban para abrir el centro, Chan y Nunn hicieron una “sesión de escuchas” para escuchar lo que la población que iba a utilizar Open Door tenían que decir.
Nunn recuerda: “muchos de nuestros pacientes que se identifican de género diferente dicen, ‘ni siquiera voy al médico. No me siento nada cómodo(a) yendo al médico porque todos los médicos que he visto me han discriminado. Ni siquiera quiero pasar de la puerta porque me da ansiedad sólo de pensar en eso.’”
No sólo Nunn y Chan cumplen una función en Open Door, ellos también son catedráticos en la Universidad Brown y son directores en el Instituto de Salud Pública de Rhode Island. Sus investigaciones han sido publicadas, entre otros, en el semanario AIDS y en el Rhode Island Medical Journal. Ambos testificaron la semana pasado frente al House Health & Human Service Committee a favor de la propuesta de ley H5744, la cual requeriría cobertura médica para obtener PEP y PrEP.
Igual que Ray Sirico, Richie DeFilippo, de treinta y ochos años, quien se identifica como gay, fue discriminado antes de ser paciente de Open Door.
‘Especialmente cuando se empezó a usar PrEP, los médicos no tenían la capacitación y el entendimiento de su uso,” declaró DeFilippo durante una entrevista. “No fue sino hasta que obtuve los cuidados del doctor Chan que se me dio la oportunidad de controlar mi nivel de riesgo personal de adquirir VIH y también la comodidad y la confianza de que no estaba poniendo a mi pareja, y hasta la comunidad, en riesgo de contraer mi VIH.”
DeFilippo, supervisor de ventas de taquillas en el Providence Performing Arts Center y que también es empleado de EGO Providence, un club de baile LGBTQIA+, expresa abiertamente su apoyo por Open Door.
“Después de haber pasado por la pandemia del COVID-19 y el brote del virus Mpox, ahora más que nunca nuestra comunidad necesita equidad, afirmación y acceso a cuidados,” dijo. La respuesta de salud de Open Door a estos dos acontecimientos demostró que estaban enfocados en proveer lo mejor para toda la comunidad en Rhode Island, poniendo las necesidades de las personas LGBTQ+ a la vanguardia.
“Ya sea que estuvieran proveyendo acceso a análisis de COVID, vacunas para el COVID o para el Mpox, Open Door Health trabajó a una velocidad récord para asegurar que la comunidad tuviera un lugar en donde recibir el cuidado que fuera más importante para la continuidad de sus cuidados de salud. Ahora más que nunca necesitamos que recursos de salud como estos estén disponibles. Todos nos los merecemos.”
El director anterior del Departamento de Salud de Rhode Island, el Dr. Michael D. Fine, se une a DeFilippo en aplaudir la obra de Open Door.
“Los centros como Open Door proveen un servicio crítico que se encarga de satisfacer las necesidades médicas y de salud mental de todas nuestras comunidades,” expresó Fines. “Todos los estadounidenses y los habitantes de Rhode Island necesitan cuidados de salud, servicios dentales y de salud del comportamiento a un nivel básico proporcionados por profesionales de la salud que los conozcan, que sepan de sus vidas, sus esfuerzos y alegrías y sus comunidades.”
“Las personas a las que se les cuida de esta manera son más propensas a buscar cuidados cuando los necesitan y estar mucho más dispuestas a ser abiertas a las probabilidades que podemos ofrecer para prevenir las enfermedades y a participar en tratamientos de enfermedades contagiosas, lo cual es importante porque los tratamientos previenen la transmisión de enfermedades; y a ser más receptivas a la consejería y al tratamiento de trastornos mentales y de comportamiento, así como a recibir tratamiento para el trastorno de abuso de sustancias, el cual está matando a demasiados habitantes de Rhode Island.”
Aunque los ataques a los derechos de LGBQT+ y el acceso a cuidados de salud están en alza en algunas partes de los Estados Unidos, ha surgido muy poca oposición en contra de Open Door, esto de acuerdo a Nunn y a Chan. Lo que llega, dijeron, es anónimo.
“Hemos recibido algunos correos de voz desagradables de personas diciendo que piensan que lo que hacemos es repugnante y que deberíamos ir a la cárcel por cuidar de personas que son LGBTQ+, pero debo decir que, aparte de eso, la reacción ha sido arrolladoramente positiva,” dijo Nunn. Las objeciones, dijo, “de hecho, me mantienen motivada porque creo que todavía queda mucho por hacer.”
Chan dijo: “algunas veces es difícil hacer felices a todos, pero estoy de acuerdo en que los comentarios han sido tremendamente positivos.”
Lo mismo se puede decir de otros consultorios que Blue Cross & Blue Shield of Rhode Island ha declarado como “Zonas Seguras” para LGBTQ+ después de cumplir con requisitos que incluyen: “adiestramiento al personal, específicamente en lo relativo a cuidados de pacientes LGBTQ+, protección a pacientes y personal de ser discriminados por razón de identidad o expresión de género, baños neutros, formularios y procedimientos inclusivos y el compromiso del público de conectarse y servir a la comunidad LGBTQ+,” según expresó al aseguradora.
Para cerrar su entrevista, Ray Sirico describió las expresiones de gratitud que escucha hacia Open Door, dice: “somos muy afortunados que los doctores Nunn y Chan abrieran ese lugar para nuestra comunidad. Nos ayudan a mantener nuestro bienestar y se aseguran que obtengamos nuestras visitas regulares con un médico, y que nos cuidemos.”
Eso, dijo, es importante para todos, pero “especialmente dentro de la comunidad trans y la comunidad BIPOC,” dos grupos que generalmente son sumamente marginalizados.
“Tengo muchos amigos que son gay,” dijo Sirico. “Tengo un sobrino que es trans. Tengo un primo que es trans. Y siempre hay dificultades para encontrar un nuevo proveedor de salud e ir a un nuevo médico porque no sabes qué esperar. No sabes cómo te van a recibir o si te van a tratar como quieres que te traten, tanto mental como físicamente.”
Pero en Open Door sí sabes, concluyó, lo cual es la razón por la que lo eligió como su centro de salud.