La primera de dos partes. Lee la parte dos

WARWICK – La fila estaba larga este pasado martes en la despensa de alimentos del Westbay Community Action’s Marketplace con personas de diversas edades y orígenes que llenaban carritos de compras con huevos frescos, productos lácteos, alimentos congelados, cereales, granos de cereales, alimentos enlatados, y casi cualquier otra cosa que se pudiera necesitar para tener una comida nutritiva.

Después de haber satisfecho los criterios necesarios, todos los presentes recibían estos alimentos de forma gratuita.

Y allí, para ayudar, estaba trabajando de voluntario John Johnson, de 82 años, un jubilado trabajador de fábricas.

John Johnson – G. Wayne Miller / Ocean State Stories

“Me da gusto porque estoy dando algo a cambio,” dijo Johnson, a quien le apodan “Papa John.”

Tal como a las personas a las que ayuda, Papa John también es un cliente de Marketplace. Él y su esposa viven de su pensión del seguro social y sin la ayuda de Westbay, dijo, se enfrentarían a muchas dificultades.

“Todo lo que nos dan aquí, es algo que no tenemos que comprar y eso nos ayuda a pagar la cuenta de luz, la del gas,” expresó. “Tengo mis animalitos, sabe, y ellos también tienen que comer. Tengo gatos y gallinas, y cualquier cosa ayuda.”

De acuerdo a Johnson, todos los que dependen de Westbay están de acuerdo con esto.

“Aquí viene todo tipo de persona,” dijo. “Hay personas que tienen cinco hijos, otros, seis. Tengo un par de amigos que son discapacitados y ahora viene aquí porque acaban de mudarse a una vivienda pública y también les está siendo difícil.”

Johnson señaló a una mujer que estaba en la fila.

“Es rusa,” dijo, “y no habla mucho inglés.”

Pero ella siempre expresa su gratitud, dijo Johnson, me dice: “Muchísimas gracias, muchísimas gracias, es usted muy amable.”

Y eso, dice él, “hace mi día mejor,” así como él ha ayudado a otros a tener un día mejor.

Tal como otras despensas de alimentos y programas en todo Rhode Island, Westbay brinda defensas en contra de la inseguridad de tener una comida, un término que el Departamento de Agricultura define como “la disponibilidad limitada o la incertidumbre al acceso de alimentos nutritivos, adecuados y seguros, o la habilidad limitada de adquirir alimentos aceptables, de maneras socialmente aceptables.”

¿Qué tan generalizado es el problema?

Durante una encuesta que en la pasada primavera llevó a cabo el Rhode Island Life Index, una iniciativa de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Brown y Blue Cross & Blue Shield of Rhode Island, el treinta por ciento de los hogares en Rhode Island “declararon tener inseguridad para adquirir alimentos e incapacidad de poder pagar por alimentos apropiados”. La pandemia del COVID-19, con su pérdida histórica de vidas, salud y trabajos, ha agravado la situación, lo mismo que un aumento exagerado en el costo del alquiler, el combustible y la canasta de alimentos.

“La despensa de Westbay provee alimentos diarios a alrededor de 80 hogares que buscan alimentos por razones de emergencia,” declaró Paul Salera, presidente y principal jefe ejecutivo de Westbay Community Action, a Ocean State Stories. “Las personas que vienen son los que están ‘desempleados’ o ‘que tienen salarios bajos’ y ellos dependen de nosotros para darles una mano y poder así estirar su presupuesto mensual.”

Desarie Prestly, Family Support Supervisor (left), with Paul Salera – G. Wayne Miller / Ocean State Stories

Salera añadió: “Muchas personas que vienen a nuestra despensa tienen un ingreso fijo, y más del 30% de las personas que vienen a buscar alimentos tienen más de 60 años de edad, así es que los alimentos que les damos a estos hogares les permite que el dinero que sería para comprar alimentos lo usen para pagar otras cuentas y así asegurar que puedan mantenerse de forma independiente en sus hogares.”

Westbay tiene éxito pues cuenta con el apoyo de donaciones provenientes de personas, negocios locales e instituciones financieras, y con alimentos que reciben de campañas de recolección de alimentos, y donaciones de cadenas de tiendas tales como Dave’s Fresh Marketplace, Target y BJ’s Wholesale Club. El mayor donador de Westbay, como el de muchas otras agencias, es el Rhode Island Food Bank, ubicado en un local de 77.000 pies cuadrados en Providence.

La inseguridad de tener una comida no tiene límites geográficos, de edad, o de raza o etnia, aunque existen ciertas disparidades, pues los habitantes de color en Rhode Island tienen una más alta probabilidad que los habitantes blancos de tener dificultades para encontrar y comprar alimentos adecuados y saludables, esto es de acuerdo al Informe del 2022 de la situación del hambre en Rhode Island el cual fue emitido por el Rhode Island Community Food Back.

El Informe de la situación, el cual encontró cierta información en el Rhode Island Life Index, pinta una crisis a nivel estatal. Entre algunas de sus conclusiones se encuentran:

  • El costo de los alimentos en Rhode Island aumentó el 13% entre julio del 2021 a julio del 2022.
  • A nivel estatal, en agosto del 2022, 63.339 personas recibieron alimentos de despensas comunales en comparación a 50.612 en agosto del 2021.
  • De acuerdo al informe, “las despensas comunales que son parte de la red estatal de 140 socios del Rhode Island Food Bank ahora, en promedio, atienden mensualmente a 10.000 personas más de las que atendían en el 2021,” demuestra el informe. “Para satisfacer esta gran necesidad, el Food Bank distribuye mensualmente 1.2 millones de libras de alimentos entre todas sus agencias socias.”
  • Más del 40% de hogares con menores de edad en Rhode Island fueron clasificados de tener inseguridad para procurar comidas en 2022, comparado con un 25% el año anterior.

“A estos hogares se les acabaron sus alimentos y no tenían dinero para comprar más, lo cual puso a sus hijos en peligro de sufrir de hambre,” indica el informe. “El porcentaje de inseguridad es aún más alto entre las familias en los estratos más bajos en la escala de ingresos. La incapacidad de satisfacer la necesidad más básica de proveer alimentos que tienen muchas de estas familias de bajos ingresos tiene graves consecuencias ya que una pobre alimentación tiene un impacto adverso en la salud, crecimiento y aprendizaje en los menores de edad.”

Durante una visita a la sede central del Food Bank en Providence, su principal jefe executivo, Andrew Schiff hizo un recorrido con Ocean State Stories en su enorme bodega, en donde se estaban descargando alimentos para clasificarlos y entregarlos a las despensas y otros programas. El veinticuatro por ciento de los alimentos son donados, se compra un 32% y el resto, un 44%, proviene del Departamento de Agricultura de los EE. UU. Tal como Westbay y otros programas, el Food Bank también recibe apoyo de personas y organizaciones.

Schiff conoce íntimamente las opciones desalentadoras que muchos enfrentan en Rhode Island.

Andrew Schiff inside the R.I. Community Food Bank warehouse – G. Wayne Miller / Ocean State Stories

“Cuando no se tiene el dinero suficiente para comprar la comida que se necesita, uno trata de buscar maneras de hacer que le alcance lo que tiene,” dijo. “Y eso se puede hacer si se compran alimentos menos nutritivos que son baratos. Muy a menudo las familias nos dicen que invierten el dinero que tienen en su presupuesto familiar en artículos básicos y que nunca tienen dinero para comprar, por ejemplo, productos frescos. Pero estos productos son los más saludables que se pueden comer.”

“Uno de los malentendidos que creo que la gente ha tenido es la idea de que de alguna manera las familias de bajos ingresos no saben qué comer, que necesitan clases de nutrición. Esto sería bueno, sí, pero las familias de bajos ingresos están comprando alimentos menos caros, menos nutritivos porque sencillamente, no tienen el dinero” para comprar alimentos más caros, pero más nutritivos.

Al enfrentarse con el hambre o no tener un techo, dijo Schiff, las familias usualmente sacrificarán comer saludablemente.

“Usted no le puede decir a su casero que sólo va a pagar el 80% del alquiler,” dijo. “Le desalojarían. Pero sí puede pagar sólo el 80% del costo de los alimentos que pensaba comprar para su familia; y eso es, precisamente, lo que ocurre, especialmente en las últimas semanas del mes.”

“Nos damos cuenta, una y otra vez, que es en esas fechas cuando realmente sube la demanda por alimentos en las despensas en Rhode Island debido a que las personas se quedan sin comida, sin los beneficios que reciben del gobierno, y sin dinero.”

En sus investigaciones relacionadas a la inseguridad de tener una próxima comida, la Dra. Amy S. Nunn, directora ejecutiva del Instituto de Salud Pública de Rhode Island y catedrática en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Brown, y sus colegas, han demostrado que una dieta pobre constituye un factor de alto riesgo para el cáncer, la diabetes tipo 2, y las enfermedades cardiovasculares.

Dr. Amy Nunn- G. Wayne Miller / Ocean State Stories

Ellos han establecido que el lugar en donde usted vive está relacionado con su habilidad de comer bien.

Las personas que viven en áreas conocidas como “desiertos de alimentos,” en donde no hay alimentos nutritivos o éstos son escasos, tienen que arreglárselas con lo que encuentren. Las personas que viven en “pantanos de alimentos,” definidos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades como

“ambientes saturados de alimentos dañinos debido al alto número de tienditas de esquina y cadenas de comida rápida,” también se enfrentan con peligros de salud similares.

Los retos de encontrar transporte abundan. No todos tiene un carro o conocen a alguien que pueda darles un aventón. Los taxis y Uber son caros. Las rutas de autobuses no llegan a todos los lugares en que dan comida o a las despensas. Las personas con movilidad limitada talvez no puedan irse de donde 

viven.

“La geografía sí importa,” dijo Nunn a Ocean State Stories. “El lugar en donde usted vive afecta si tiene o no acceso a alimentos saludables. También afecta la capacidad que la gente tenga de llegar a donde quiere ir – transporte y costo. Esos son los más grandes determinantes que tienen las personas de comer o no frutas y verduras.”

“No es que las personas quieran comer comida chatarra todos los días. Quizás es que no tienen acceso o no pueden pagar [por alimentos saludables.] Y nuestro trabajo de investigación ha probado que las personas mejoran de manera considerable sus hábitos alimenticios si comer es barato y fácil.”

Aquí es donde entra Food on the Move, este es un mercado móvil de productos de la canasta, el cual está administrado por el Instituto de Salud Pública de Rhode Island y ofrece verduras y frutas frescas y de bajo costo en lugares como Central Falls, Pawtucket y Providence. Los clientes que usan dinero del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, SNAP por sus siglas en inglés, reciben un descuento del 50%.

Food on the Move refrigerated truck – G. Wayne Miller / Ocean State Stories

Una de estas mañanas, Nkese Edem, de 48 años, pasó por el mercadito semanal de Food on the Move en Chalesgate Senior Living Center en la calle North Main en Providence. Los empleados del programa habían llevado alimentos de su camión congelador y los habían colocado en el vestíbulo. Los clientes tuvieron la oportunidad de elegir de una vasta y culturalmente apropiada selección de alimentos, incluyendo berza, piñas, tomates, pimientos, mangos, melones, jengibre, uvas rojas, brócoli, aguacates, guineos, y mucho más.

Nkese Edem – G. Wayne Miller / Ocean State Stories

Edem eligió su fruta, pagó por ella en la caja, en donde se lleva un registro de las ventas en un programa de registro de datos para volver a ordenar los productos vendidos, detallar las órdenes y hacer investigación.

“No manejo,” dijo Edem, “y no quieres estar yendo por toda la ciudad” a pie o en autobús buscando tus alimentos. Y luego, con los precios en alzao y todo eso, quieres estar segura que lo haces de la manera más fácil posible.”

Edem dice que aprecia los beneficios a la salud que conllevan los alimentos nutritivos, con las historias que ha escuchado de personas de “cuarenta años de edad, de 55 años, teniendo ataques al corazón, problemas con los riñones, todo tipo de cosas y muriendo joven. Necesitas tantas cosas buenas como puedas conseguir.”

Buen gusto también, de acuerdo a lo que dice Edem.

“Me gusta,” dice, sonriendo.

Ella le hizo una sugerencia a Food on the Move.

“Pudieran incluso ampliar,” dijo. “Podrían hacer sidra de manzana o jugo de manzana. Mucha gente podría venir por eso también.”

La segunda parte a publicarse la semana próxima: Newport, la parte norte de Rhode Island y el lado sur.